Elaboraciones de Inclusión y Calidad educativa
Se produce cuando una persona es sometida a fuerte presión psicológica por parte de varios miembros del grupo al que pertenece o por sus superiores, especialmente, quienes buscan que renuncie a su empleo o quede desplazado profesionalmente. En el caso docente: perdida de cargo u horas cátedras, no asignación de las mencionadas, inhibir posibilidades de ascenso. Se observa cada vez con más frecuencia y se caracteriza por depresión o estado de estrés y ansiedad que, de no atenderse a tiempo, derivan en complicaciones severas.
Se ha observado que este problema es mayor en organizaciones relativamente cerradas cuya cultura interna considera al poder y al control sobre otros como valores más importantes que la productividad y la eficacia; por ello se da con más frecuencia en organizaciones con organigrama muy rígido, oficinas de gobierno, hospitales e incluso escuelas y universidades, aunque en teoría ninguna entidad, pública o privada, parece estar a salvo del problema.
Los individuos con mayor riesgo a sufrir acoso y exclusión son aquellos cuyo aspecto, conducta, valores y actitud contrastan con los de sus compañeros de trabajo, ya que su sola presencia provoca un cuestionamiento implícito sobre los símbolos, características y valores que dan homogeneidad a un grupo laboral. De este modo, los especialistas han definido tres categorías de personas potencialmente afectadas:
- Envidiables. Son gente brillante y atractiva, pero considerada peligrosa o competitiva por los líderes del grupo, quienes se sienten alterados con su sola presencia.
- Vulnerables. Individuos con alguna peculiaridad, defecto físico o emocional cuyo carácter suele ser depresivo; requieren afecto y aprobación de los demás y dan la impresión de ser inofensivos e indefensos.
- Amenazantes. Personas activas, eficaces y trabajadoras que ponen en evidencia los errores que otros solapan y pretenden imponer reformas e implantar sistemas de trabajo más eficientes.
Asimismo, el síndrome de acoso puede manifestarse de dos formas:
- Cuadro depresivo. Es muy parecido al síndrome de desgaste profesional o burnout, pues el paciente también se siente agotado física y mentalmente, sólo que en este caso no se identifica el origen del problema con una situación general y difícil de definir (carga excesiva de trabajo o inconformidad hacia la falta de justicia y seguridad social, por ejemplo), sino con las personas responsables del acoso o las estructuras organizacionales que imposibilitan el desarrollo profesional.
- Estrés y ansiedad. En este caso la persona es incapaz de quitarse de la cabeza los momentos de tensión que vivió, incluso los "revive" a través de pensamientos, actitudes y sueños repetitivos; su carácter se vuelve irritable, desconfiado y rencoroso, por lo que su capacidad de interactuar socialmente se ve disminuida en forma notable. De acuerdo con algunos psicólogos es parecido al estrés postraumático, es decir, el que presentan víctimas de accidentes y agresiones, quienes no pueden olvidar lo ocurrido.
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